La Kachimba, el sentir

Para muchos Aguas Dulces significa: vacaciones, el paraíso, la playa, el sol, los amigos, los palafitos, las palmeras, las noctilucas, el reencuentro, pero para mí, también significan nuestros tambores: "La Kachimba".

[youtube_sc url="fUclsD6spEA"]

El paisaje no se concibe sin el sonido lejano de nuestros tambores, que rodeando al fuego en el club, crece, sale, vuela, revolotea y entra en cada rancho, estremeciendo nuestra sangre y nuestros corazones. Un grupo que fueron niños ayer, compañeros de juegos, hoy jóvenes y hombres, de aquí y de allá, que se unen en las noches y logran la magia del tambor. Caminan por la Gorlerito, concentrados, tocando con fuerza y pasión, provocando en nosotros el orgullo de saber que nos pertenecen y nos representan ante las miradas turísticas boquiabiertas, que no dominan sus cuerpos al ritmo contagioso y menos sus cámaras relampagueantes.

En la fama de los desfiles del verano, en las solitarias noches invernales, en los homenajes a los amigos, en los cumpleaños y las muertes, en los rituales y las noches de luna llena, allí están. Ellos no se imaginan la cantidad de seguidores que tienen, personas que con orgullo dicen: "Yo los conozco", "Yo los ayudo", "Yo soy de la Kachimba". El candombe nos unió y nos une, la pasión desata en todos, los de afuera y los de adentro, un sentimiento único que nos eleva, nos conmueve, nos emociona y reafirma el sentido de pertenencia al lugar y a la gente. Niños, jóvenes, hombres, mujeres, veteranos y viejos, todos acuden al llamado del tambor, y la noche aguadulceña vibra, festeja, se emociona, mientras el sonido se entremezcla con el del viento y el mar, haciendo una sinfonía única. ¡Qué placer que estén aquí y que sean "nuestros"!

Tía Mónica

http://youtu.be/fUclsD6spEA

---