Aguas Dulces intervenido!

Aguas Dulces comenzó siendo un puñado de ranchos para los que le gustaba la pesca, deporte solitario si los hay!

Esa realidad fue cambiando y el pueblo fue creciendo, y entre cientos de ranchos, de a una empezaron a aparecer casitas de material, que se fueron escondiendo entre ellos, como queriendo pasar desapercibidas.
Los fuertes, los “lugareños” los palafitos… estaban en primera fila, frente al mar, en una relación armónica, sin molestarse, respetándose mutuamente, como viejos amigos.

Esta relación duró muchísimos años… me atrevería a decir que cerca de 80!!!
Lo cierto que es que en un momento dado, el mar se enfureció!…en una sola creciente arrancó cerca de cuarenta ranchos en un día, golpeándolos unos contra otros hasta desarmarlos totalmente¡¡¡ y para que se entendiera que era real su enojo, volvió a hacer lo mismo al poco tiempo, llevándose en dos temporales mas de setenta ranchos, que correspondían a las tres primeras filas que daban al mar.
Tratando de entender que pasó, me inclino a teorizar que sin duda “algo” causo el enojo al impresionante océano…
Fueron los ranchos haraganes, que no se subieron sobre pilotes y por ende atraparon sin querer la fina arena libre de andar por donde quería, desde que nació?
¿A este enojo se sumó las casitas escondidas, que se fueron haciendo fuertes y cada vez eran mas, peleándole el liderazgo a los lugareños… ?
O fue el hombre que necesitó un muro para marcar su propiedad?...y el otro copió y el de al lado también, (como si el pueblo fuera atacado por una maligna epidemia contagiosa)… y así sucesivamente hasta que fastidia tanto muro?¡¡¡
Hoy por hoy, la realidad es que frente al mar hay muchas casas y pocos ranchos… casas con techo de paja y techos de paja con chapa arriba…
Los que tenemos guardado el recuerdo de la vieja Aguas Dulces, hemos tenido que ir asumiendo, que el proceso de este lugar es irreversible, y que muchos fuimos unos privilegiados por haber podido disfrutar de aquella amistad mansa del mar con los palafitos.

Durante años, el pueblo quedó en un estado de letargo, con perdida de identidad, con pocas ganas de “hacer”, enojados unos con otros, pero como en todo proceso, ayudado por el tiempo, (que es el sanador más eficaz), comenzaron a volver las ganas, las ideas nuevas de la mano de gente joven…y aparecieron los colores, las formas, las siluetas, los paisajes…

La temporada pasada llegaron al pueblo distintos grupos de jóvenes, con una misma pasión y con un mismo fin... unas inmensas ganas de sacarle la tristeza al pueblo y contagiarlo con su alegría!!!
Algunos se quedaron unos días, otros más de un mes y unos pocos convivieron con nosotros cerca de tres meses. Todos ellos “grafiteros”…de muchos países : argentinos, un colombiano, algunos alemanes, supongo que algún uruguayo, etc.… y pidieron pintar!! y saben quienes se ofrecieron?...las casitas¡ las que en sus inicios se habían escondido, mientras eran unas pocas, y ahora que son mayoría, seguras de si, ofrecieron sus paredes sin miedo, confiando… y el pueblo revivió, le cambio el espíritu, la energía es otra!!!
Y para no cansarlos, ¡como quisiera que estos chiquilines se acordaran de nosotros y volvieran esta temporada!!! todavía estamos a tiempo de festejar el primer aniversario de los grafitis, compartir una cena comunitaria… un trozo de torta de cumpleaños… un toque de tambores!…

P.D: no quieran saber la cantidad de paredes nuevas y blanquitas que hay!

 

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