Los caminitos de aloe

Los caminitos de aloe

Los caminitos de aloe

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Por María José González

Después de tantos meses de silencio creo que es momento de darles un pantallazo general de lo que ha pasado en Aguas Dulces... de lo vivido, disfrutado, y de algunas novedades...

Agosto es un mes muy especial para mí: ¡Me encanta! Me gusta su nombre, me gusta porque es la puerta a septiembre -antesala a su vez del verano-, me gusta porque tiene días de mucho sol y también aún tiene días con fríos tan intensos que estar al lado de la salamandra es un placer! Me gusta que además tenga algún que otro veranillo en el que se disfruta la playa de bermudas y descalzo… y por si fuera poco, ¡viene con fecha patria! -“ese” feriado tan esperado para juntarnos con los amigos que tanto necesitamos-.

Hoy es un día espectacular y creo que fue lo que me dió estas ganas de compartir con ustedes en qué andamos: han pasado tantas cosas desde la ya lejana Semana de Turismo... Tantas, que ya casi nadie se acuerda del lluvioso enero y febrero que sufrimos lugareños y turistas. El pueblo se está preparando para la próxima temporada, mientras disfrutamos mansamente -casi en cámara lenta- los meses de invierno, que también tienen lo suyo… y eso es lo que voy a mostrarles cómo pasan nuestros días:

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Novedad 1: Para entrar en tema, quiero que los que han venido toda la vida recuerden -y que “sepan” los que no lo han hecho-, que Aguas Dulces hace treinta o cuarenta años tenía un noventa por ciento más de arena... de ranchos, de costa, de médanos. Antes los pasajes entre los ranchos, “los caminitos”, estaban todos adornados por hortensias -esa planta preciosa que tiene sus flores de color lila, rosado, azul, celeste…- y crecían fuertes, se hacían unas matas grandes, robustas, que no dejaban la más mínima duda de estar completamente aclimatadas a la arena.

Hoy por hoy, casi no hay. Entonces, ¿qué pasó? Que yo sepa, nadie las arrancó. Pareciera que fueron desapareciendo de a poco sin que nos diéramos cuenta… y la realidad es que ahora las plantas de aloe han copado todos los pasajes existentes. ¡No hay caminito que no las tenga!

También es cierto -intentando buscar una lógica- que hace treinta o cuarenta años no existía el problema del agujero de ozono… ¡Es más!: Para ponernos en contexto, recordemos que comprábamos en la farmacia aceite de coco para “quemarnos” más, nos untábamos de arriba a abajo y nos acostábamos sobre una loneta, rotando... y si era al mediodía, ¡mejor! Todo con el fin de lograr un bronceado parejo, y por si eso no era suficiente, nos dábamos una zambullida cada pocos minutos porque era lo ideal para que el salitre potenciara nuestras intenciones. Y si alguien se “ampollaba”, ¡era de chambon! Esas veces en las que nos pasábamos de la raya y nos ardían los hombros, daba y sobraba con medio tomate, masajeando la zona dolorida…

Hoy en día la historia cambió, los especialistas te prohiben -más que recomendar-, bajar a la playa después de las diez de la mañana y antes de la cinco de la tarde... ¡No lo puedo creer pero es así! Y creo que esa es la causa, la mayoría de ustedes va a pensar que es un divague, por la que los aloe -planta con propiedades excelentes para todo problema de piel y principalmente para las quemaduras- hayan copado todos y cada uno de los caminitos que llevan a la costa.

¿No les parece que ese debe ser el motivo? Al menos yo, siempre siguiendo la línea de pensamiento de que la naturaleza es sabia, es la única explicación que le encuentro… Y lo que no sé si todos saben, es que en los meses en lo que no nos preocupa el exponernos al sol, e incluso pasamos muchos días esperando a que “salga”: estoy hablando desde fines de mayo, junio, julio… los aloe se llenan de flores de un color naranja tan intenso que iluminan los caminitos a la playa.

Te invitan a que bajes un ratito, aunque tengas que abrigarte bien, claro. Les puedo asegurar que tanta belleza hace agradecer, no sé a quién, pero agradecer el lugar que nos tocó para vivir. Me da lástima por los que vienen solo en verano, porque sin dudas estos meses son los que el pueblo está más lindo gracias a estos aloes y sus penachos naranjas que unifican todo el lugar.

No sé si fue casualidad o ya estaba programado… pero lo cierto es que en unos de esos días de sol, ¡un camión de la Intendencia trajo contenedores de basura! Y no me van a creer: ¡pero ahora los caminitos están negro y naranja! Estoy segura de que Aguas Dulces es el lugar en donde visualmente quedan mejor, ya que tienen el mismo color que los penachos de los aloe. ¡El pueblo está limpio! No se ven bolsas rotas. Ahora está en nosotros mantenerlo así.

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Novedad 2: Como en todo el mundo, también acá vivimos el Mundial. Fue motivo de citas ineludibles para la previa de los partidos y el análisis posterior de los expertos... lo que daba lugar almuerzos compartidos programados, a rueda de mates, a gritos grupales, a garganta llena y puños apretados. Se hacían interminables análisis y hubo antagónicas posiciones de todos los “Maestros Tabárez” locales. Entre todo esto, hubo caravanas, ranchos con banderas uruguayas, salieron las camisetas a relucir…

Gozamos del tiempo solo como puede hacerse en los pueblos chicos. ¡Y no sé hacen una idea del tiempo que se le dedicó al partido que perdimos contra Costa Rica! ¡El que se le dedicó al que ganamos a Inglaterra! Y a la mordida de Suárez, ¡imagínense!!! Y para dar cierre: el 7 a 1 de Brasil, ¡no tienen ni idea!

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Novedad 3: La Kachimba, nuestra cuerda de tambores, toca todos los sábados al atardecer en el Espacio Cultural y Deportivo -y me animaría a decir que no se suspende por mal tiempo-. Hacen el fuego y después se vienen caminando hasta el Paseo de los Artesanos. Algunas veces son 6 u 8 tambores, otras 2, a veces traen bailarinas, otras vienen solos… ¡Lo que sí es un hecho es que los sábados la Kachimba suena!!!

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Novedad 4: Destaco, y felicito a los que se pusieron el tema “al hombro”, que se han hecho castraciones masivas de perros y gatos. Ante esos vecinos, me saco el sombrero. Y relacionado a los animalitos, además quiero que sepan que hay una perrita callejera que alguien abandonó y es la anfitriona del pueblo -uno de esos “alguien” que no puedo creer que existan la dejó tirada-. Ahora se pasea oronda por Cachimba y Faroles ¡con capita roja! Pasa de un lado a otro con todos con los turistas que vienen a quedarse un fin de semana.

De yapa: Para ir dando cierre les aviso a los románticos que que acá se festejará la noche de la Nostalgia, ¡con cena, música en vivo y bailongo! Y por último, remato contándoles que se viene la radio comunitaria al pueblo. En un momento alguien sugirió el nombre de Salitre FM, me encantó, se las dejo picando…

Un beso grandote. María José.


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